domingo, 29 de enero de 2012

CAPITULO 2. JAVIER.

Son las 6.30 de la tarde y comienza a anochecer. La temperatura comienza a bajar considerablemente. Gloria está fuera de la casa. Está seria, tiene la vista perdida hacia el horizonte y aprieta fuertemente en su mano una pequeña fotografía. Samuel sale de la casa y llama a Gloria. Ella no le presta atención.

-¡Gloria!- Dice Samuel. ¡Gloria!- Repite.

De repente Gloria vuelve en sí y se gira hacia donde viene la voz y mira a Samuel muy enfadada.

-¡Qué quieres!

Samuel, asustado, le habla entre dientes.

-Perdone… es que no la encontrábamos y como nos dijo que la avisásemos cuando nos acomodásemos en las habitaciones…
De repente Gloria vuelve a cambiar de actitud totalmente. Se transforma de nuevo en una mujer dulce y cariñosa, tal como los chicos la habían conocido hacía unas horas.

-Samuel, cariño. ¿Qué haces ahí? Entra en la casa que aquí hace mucho frío. Hazme un favor, y dile a tus compañeros que vayan a la cocina que os quiero decir una cosa.
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Gloria está con los cuatro en la mesa de la cocina. Les muestra dónde se quedará por si necesitan cualquier cosa.

-Venid, venid hasta la ventana. ¿Veis esa casita de ahí? El cobertizo no, la otra. Bien, pues justo ahí estaré yo por las noches, así que no os preocupéis por nada porque en el momento que necesitéis algo, en menos de un minuto estaré aquí. Bien, ahora tomad asiento que tengo que contaros algo.

Los chicos se sientan alrededor de la mesa de la cocina, expectantes a las palabras de Gloria. Samuel se sienta al lado de Bea, asustado. Por debajo de la mesa le agarra la mano y Bea pone cara de flipada pero suelta una sonrisilla.

-Bueno. La casa tiene unas normas que por nada del mundo os las podéis saltar. Como habréis visto, todo está lleno de cámaras desde las que el Doctor Bertucelli os irá controlando en cada momento. Solo habrá un sitio donde no las hay y es en vuestras habitaciones. En principio, al Doctor Bertucelli no lo veréis, se pondrá en contacto con vosotros a través de la megafonía y será desde ahí, desde donde os irá marcando las pautas de lo que tenéis que hacer. Hay una norma que jamás os la podréis saltar -muy seria-, y cuando digo jamás, es jamás. Pero eso os lo explicará mejor el doctor.

Los chicos escuchan con mucha atención a Gloria, excepto Javier que no está haciendo ni caso a nada de lo que están hablando. De repente se escucha un pitido por los altavoces de la casa. Se trata del Doctor Bertucelli.

 -“Buenas tardes Susana, Bea, Samuel y Javier. Necesito que os acerquéis todos al salón”.

Los chicos salen de la cocina. Gloria va delante de ellos y abre las puertas dobles que conducen hacia el salón. Cuando entran, se encuentran con un magnífico salón de estilo decó con un grandísimo ventanal y vistas al gran lago. Desde allí, la sensación de estar absolutamente aislados, es terrible, sobre todo para Susana. El Doctor Bertucelli prosigue.

-Como bien os ha dicho Gloria, hay una norma que jamás podréis saltaros. Cada día, se apagarán las luces a las 21:30 horas y ya tendréis que estar en vuestras camas. Nunca saldréis de vuestras habitaciones a partir de cuando se os avise, ¿habéis entendido?

Los chicos asienten con la cabeza, asustados, pero asienten. Se miran entre ellos, confundidos. No saben el por qué de no poder salir de la habitación ni tampoco por qué debe ser todo tan riguroso pero deciden seguir atentos a las palabras del doctor.

-A partir de mañana comenzaremos las sesiones en grupos e individualmente. Si tenéis algo urgente que decir a vuestras familias, siempre tendrá que ser a través de mí. Ahora, Gloria está registrando vuestros equipajes para asegurarnos que ninguno ha traído un móvil.
Javier pone cara de aburrimiento y empieza a bostezar.

-Javier, ¿no te interesa nada de lo que estamos diciendo Gloria y yo?
-Mira, doctor. Yo no tendría que estar aquí. Los gilipollas de mis padres no saben cómo hacer para deshacerse de mí y me han traído con estos tres personajes que están totalmente locos. Así que no me jodas tú también y déjame en paz, que ya me las arreglaré yo solito, ¿ok?

Samuel, muy enfadado, se levanta del sofá con intención de frenarle pero Bea le agarra la mano y hace que se vuelva a sentar.
-¡Gilipollas!- dice Samuel.
-A ver chicos, tenéis que entender que no todos estáis aquí por voluntad propia. En el caso de Javier, fueron sus padres quienes decidieron traerlo y eso parece que no le ha gustado mucho. Javier, tómate tu tiempo. Seguro que acabarás por darte cuenta que ninguno de los que estáis aquí estáis locos.
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Bea está sola en el porche de la casa, sentada en una banqueta y apoyada sobre la pared. Sobre el marco de la ventana, camina una cucaracha. Samuel sale al porche de la casa y se sienta junto a Bea.

-Gracias, Bea.
-¿Gracias? ¿Por qué?
-Por haberme parado y no soltarle una leche al imbécil de Javier. ¿Quién coño se cree que es?
-Pasa de él. A mí no afecta lo que diga. Además, han sido tantas veces las que me han tratado de loca, que ya ni me afecta.
-Además quería darte las gracias por otra cosa.-tímido- Bueno, ya sabes. Cuando te cogí de la mano en la cocina.

Bea suelta una carcajada pero una carcajada nerviosa, de hecho está roja como un tomate.

-Bueno, tampoco hiciste nada que me molestase. De hecho me gustó. Me siento tan rara aquí, que cualquier cosa que haga sentir más cómoda, me da tranquilidad.
-Es que justo antes de que Gloria nos reuniese en la cocina, me pasó una cosa muy rara. Salí a buscarla y la llamé, me miró como si estuviese fuera de sí y me gritó. Luego, es como si hubiese vuelto otra vez a ser ella. Me habló con cariño y fue cuando me dijo que os avisase.

Bea se queda un poco extrañada de lo que le dice Samuel.

-No sé, Samuel. La pillarías en mal momento.
-Sí, ya. Bueno, habrá sido que como estoy nervioso, todo me parece raro. Es que estoy acojonado pensando en que llegue la noche, en serio. Solo pensar que estoy solo en la última planta de esta jodida casa, ¡ya me tiene acojonado!
-Bueno, tranquilo. Verás como es menos de lo que piensas… creo. ¿Cuál es tu fobia?
-Me da hasta vergüenza decirlo, me siento como un gilipollas. Siempre me he sentido como que no pertenezco a ningún grupo. Con mis amigos no puedo hacer nada porque tengo un miedo increíble a la oscuridad, bueno, a los fantasmas.
-Bueno, lo tuyo al menos tiene un poco más de lógica. Yo aún no he podido acabar el instituto porque hace más de un año encontré una cucaracha en el gimnasio y no he podido volver.

Samuel y Bea se miran y empiezan a reírse a carcajadas. Bea agarra fuertemente la mano de Samuel.

-¡Al final va a tener razón Javier con que estamos como una puta cabra!-Dice Samuel mientras ríen.
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Llega la noche y Gloria les avisa para cenar. Mientras comen, los jóvenes charlan de cómo ha pasado el día. Javier no quiere cenar y se levanta de la mesa, “Me voy a mi habitación”. Gloria no insiste y le deja marchar. Samuel se reniega, “Éste tío es gilipollas”. Susana mira a Samuel y se ríe, “Déjale, todavía no admite lo que le pasa…”. Pasados unos minutos, Javier vuelve a la mesa y les pregunta si no les huele a quemado. Las chicas niegan con la cabeza, Gloria y Samuel no dicen nada, ni le miran y siguen comiendo. Javier se cabrea por la reacción de todos, “¡Que os den por culo!”.
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A las 21:30 horas, como dijo el doctor, todos están en sus respectivas habitaciones y se apaga la luz. Los chicos duermen excepto Javier que sigue oliendo a quemado. Se vuelve a levantar de la cama y cuando va a salir de la habitación, el pomo de la puerta está tan caliente que se la quema. La retira rápidamente y se mete en el baño de su cuarto cerrando la puerta tras de sí. Empieza a sudar, cada vez tiene más calor. Comienza a entrar humo por debajo de la rendija de la puerta. Coge una toalla y la pone bajo el grifo pero no sale agua así que la mete inodoro y se la pone en la cara. Cuando intenta salir del baño el pomo está muy caliente. Se quita la toalla y la pone en el pomo pero cuando abre la puerta de la habitación está en llamas. Se le ha caído la toalla y empieza a toser fuerte. Intenta gritar pero no le sale la voz. Se cae al suelo mientras tose cada vez más fuerte. De repente, su ropa empieza a arder. Abre la ventana de la habitación y sale corriendo hacia el lago mientras pide socorro. Samuel y Bea se despiertan y bajan corriendo y ven a Javier corriendo hacia el lago haciendo aspavientos, está totalmente fuera de sí. Javier grita auxilio y se mete en el lago y comienza a nadar desesperado hacia el centro. Samuel y Bea no entienden nada y corren mientras le gritan que pare. Gloria mira desde la ventana de su habitación y no hace nada. De repente Javier se hunde y Samuel no duda un segundo en tirarse al agua para ir a por él. Bea empieza a gritar llamando a Gloria, que no aparece. Llega Susana y le pregunta a Bea que qué ha pasado. Samuel sale del agua muy asustado y les cuenta a las chicas que no encuentra a Javier. Van corriendo hasta la casa de Gloria. Le dicen que tiene que llamar inmediatamente a la policía porque Javier ha tenido un ataque y ha desaparecido en el lago. Gloria, muy seria y casi sin inmutarse por lo que le cuentan, les dice que al día siguiente avisará al doctor y él sabrá cómo actuar. Samuel empieza a decirle que si está loca, que Javier se ha ahogado y que se lo dirán a la policía. Gloria cierra de un portazo.
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Bea, Susana y Samuel, duermen esa noche en la habitación de Bea. Están en estado de shock. En solo unos minutos ha desaparecido uno de sus compañeros y Gloria no quiere hacer nada y lo peor de todo es que están allí encerrados y sin ninguna posibilidad de poder comunicarse con nadie. Después de varias horas hablando, caen totalmente rendidos.
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A la mañana siguiente, Samuel, Bea y Susana van a hablar con Gloria. Cuando entran en la cocina, encuentran a Javier desayunando y a Gloria que los recibe con una gran sonrisa. Los tres se miran alucinados y van corriendo hacia donde está Javier. Samuel le agarra del brazo.

-¡Tío! ¡Qué coño te pasó anoche! ¡Pensábamos que estabas muerto!
-¿De qué coño habláis?

Susana se pone frente a él y le dice que vieron cómo se hundía en el lago. Gloria se acerca hasta la mesa con una bandeja de galletas. Sonriendo, les dice a los chicos que dejen de decir tonterías, que Javier estaba durmiendo en su habitación y habrá sido todo un sueño. Gloria sale de la cocina y Javier, muy cabreado, le dice a los chicos que no le jodan y que no quiere que le metan en problemas, que lo que vieron la noche anterior nunca ha pasado, “¿Os queda claro?”.

viernes, 2 de diciembre de 2011

CAPITULO 1. EL INICIO.

El DOCTOR BERTUCELLI es un médico de origen italiano de algo más de cincuenta años. Llega nuevo a un pueblo del norte de España y pretende instaurar un nuevo tratamiento para jóvenes de padres ricos, enfermos con algún tipo de fobia. Después de mucho buscar por la zona, compra un antiguo caserón que hay en un islote en mitad del gran lago que hay cerca del pueblo. Instala una clínica con todo tipo de lujos y asegura en su publicidad que en solo tres semanas es capaz de hacer desaparecer las fobias de los chicos. Es presentado ante los medios de comunicación por GIOVANNI ATZURI, un periodista italiano afincado en España hace años, y se ha hecho famoso en los últimos tiempos por sus artículos en los que investiga la desaparición de varias niñas en Madrid. Rápidamente tiene gran repercusión y genera un gran interés por familiares de jóvenes enfermos. Los padres están desesperados y no saben ya qué hacer por ayudar a sus hijos. Giovanni Atzuri, aprovechando que se trata de un personaje mediático, hace una entrevista al Doctor Bertucelli en un programa de máxima audiencia consiguiendo record de espectadores. Las cientos de llamadas de padres desesperados por la enfermedad de sus hijos, hacen que la fama del doctor se dispare rápidamente en España. El doctor anuncia que no todos los chicos tienen posibilidad de someterse al tratamiento ya que tendrán que hacer una prueba y solo serán cuatro los que en principio podrán empezar. 


SAMUEL es un joven de diecisiete años como cualquier otro de su edad. Deportista, simpático, guapo y ligón, solo hay una cosa que le hace perder su seguridad, LA OSCURIDAD, tiene terror a los fantasmas. HELEN y GIOVANNI están tomando una copa celebrando el ascenso de éste en el PERIODICO en que trabaja. Helen está muy preocupada por Samuel. Han probado todas las terapias que existen llevándole a los más reputados especialistas del mundo pero nada ha funcionado. Giovanni anima a Helen a que su hijo se someta al tratamiento de su amigo el Doctor Bertucelli. Helen tiene dudas, no sabe si Samuel querrá someterse de nuevo a algo a lo que ya no tiene ninguna confianza. Giovanni le dice que no debe preocuparse, que seguramente Samuel accederá a reunirse. 

JON y LEIRE, a través de una amiga del trabajo de ella, le consigue una cita con el doctor Bertucelli. Su hija, BEA de tan solo diecinueve años, tiene FOBIA A LAS CUCARACHAS desde muy pequeña y desde hace casi un año no quiere ir al colegio porque encontró una en el vestuario del gimnasio. Se ha convertido en tal terror al insecto, que duerme junto a un bote de mata cucarachas junto a la cama y cada hora y media se despierta para fumigar la habitación, lo cual le ha provocado un problema grave en sus pulmones. 

FERNANDO habla con su pareja desde el móvil mientras viaja en el metro. Le cuenta que ha leído una noticia en la que hablan de un psiquiatra que asegura curar las fobias en adolescentes. Dice que llame a DANIEL y ANA y que se informen para su hijo JAVIER, también de diecinueve años. Tiene terror al fuego, cualquier cosa que pueda dar una mínima chispa, le dejaría totalmente paralizado. 

SUSANA tiene dieciocho años. Corre por el Retiro con su padre, ROMAN, que habla con su hija de la importancia de empezar a hacer de nuevo su vida. Tras la muerte de su madre Susana no quiere salir con sus amigos. Ha dejado su deporte que practica desde pequeña, piragüismo, porque ha cogido un enorme terror al agua. Susana cuenta a su padre que ha leído en internet que existe una terapia nueva para jóvenes con fobias. Román le promete que se informarán. 

El doctor Bertucelli cita a las CUATRO FAMILIAS el mismo día a distintas horas. En cada reunión cuenta que los jóvenes deberán pasar tres semanas en la casa del lago y cuando vuelvan a por ellos serán jóvenes nuevos y con ausencia total de sus fobias. Los padres coinciden en preguntar cuál será el tratamiento tan novedoso del que habla, tienen miedo que sus hijos no sean capaces de aguantar las tres semanas en la casa. El Doctor Bertucelli les explica que no puede adelantarles nada, solo que sus hijos estarán bien en todo momento y se irán enfrentando paulatinamente a sus fobias casi sin darse cuenta y cuando quieran hacerlo, el tratamiento habrá finalizado. Al final del día juntan a los cuatro chicos para que se conozcan y den una apreciación de sus “posibles compañeros”. Rápidamente entre Samuel y Bea hay una atracción. Se pasan los móviles y se dan la dirección del TUENTI. El doctor se despide de todos ellos y les dice que en una semana sabrán si todos están admitidos en el programa. 

Bea está sentada en su cama mientras está chateando con una amiga. Aparece un icono en el que se ve que Samuel acaba de conectarse. Bea se despide de su amiga y le saluda. “Hola, ¿te llamaron?”. “Sí, para eso me conecté. Mis padres me han dicho que no puedo usar desde este momento el móvil y me lo han quitado”. Bea le cuenta que a ella le han hecho lo mismo y que no entiende para qué les quitan los teléfonos. Samuel le dice que tiene que despedirse y que se verán en un par de días en el embarcadero para ir a la casa. 

Los chicos reciben una llamada del Doctor Bertucelli y les cita de nuevo en la consulta, esta vez sin sus padres. Cuando los chicos acuden, el doctor les da la noticia, serán los cuatro elegidos para someterse al tratamiento en la casa del lago. Javier se enfada y dice que él no quiere estar en ese sitio, que no está loco y no quiere saber nada de aquello. Samuel se enfada y le dice que ninguno de los que están allí esta loco y que si no quiere estar, que se vaya. El Doctor Bertucelli decide entrar a tranquilizar el ambiente. Les dice que antes de partir hacia la casa y debido a que están muy nerviosos por el tratamiento, les va a dar unas indicaciones para cuando entren en momentos de terror por lo que se van a enfrentar. Les pide que cierren los ojos y respiren profundamente. Javier no hace caso a lo que le dice el doctor. Bertucelli insiste en que cierre los ojos ya que es imprescindible para conseguir la relajación de sus compañeros. Finalmente, Javier accede.

Susana va sentada junto a su padre en el coche. Llueve levemente y deciden parar a tomar un café en un bar que hay a la salida del pueblo. Cuando entran, el bar está casi vacío. Tras la barra hay joven camarero de unos dieciocho años y lo acompaña un anciano con aspecto británico que no levanta la vista del periódico que está leyendo. Mientras Román va al baño, Susana pide un café para él y un batido de chocolate para ella. El camarero pregunta que si está de vacaciones, a lo que Susana contesta que va a La Casa del Lago a pasar unas semanas. El joven, cuando escucha lo que le cuenta, vierte el café y mira al anciano que ha levantado la vista del periódico. Susana se da cuenta de la reacción del camarero y pregunta que por qué se ha puesto así. El joven le dice que no es nada solo que esa casa llevaba muchos años cerrada. Cuando vuelve Román del baño, donde ha estado escuchando la conversación, le dice a Susana que no se preocupe, que se trata de leyendas, que las hay en todos los pueblos y es todo mentira. Cuando Román y Susana van a salir del bar, el camarero y el anciano se despiden deseándole suerte.

Susana y Román llegan al embarcadero donde están esperando el doctor Bertucelli y su asistenta, Gloria, una señora regordeta, muy simpática y con chapetas sonrojadas del frío. Susana se pone muy nerviosa cuando ve que tiene que pasar en barco hasta la casa. El Doctor Bertucelli se acerca hasta ella y le da un tranquilizante. El doctor les indica que será Gloria quien se ocupe de ellos en la isla. Los chicos, entre sollozos se despiden de sus padres. Todos, excepto a Javier, que no quiere ni mirarlos. Gloria les atiende cariñosamente y monta, junto a los cuatros chicos en el barco para dirigirse hacia la isla. 

Cuando llegan a la casona, Gloria indica a cada uno dónde están sus habitaciones. A Samuel le dice que dormirá solo en la buhardilla, en una preciosa habitación que hay allí. Samuel dice que no puede dormir solo, que tiene terror a la oscuridad y encima solo en una planta. Gloria le asegura que no tendrá miedo, que forma parte del tratamiento. 

Samuel sube la maleta a su habitación. Le gusta, tiene baño independiente. Registra todo bien y mira por la ventana que da al lago. Se refleja en un espejo que hay en la habitación mientras ordena sus cosas. Cuando sale de la habitación, su silueta se queda fija en el espejo pero tras unos segundos desaparece a gran velocidad...